Deseamos no lo que necesitamos, sino lo que nos promete transformarnos.

 
El verdadero desafío no está en superar al mundo, sino en no rendirse cuando el mundo parece invencible.

 

No vemos la realidad tal como es, sino tal como soportamos verla.

 

La conducta no se mide por la intención, sino por las huellas que deja.

 
El verdadero trabajo no se mide en horas ni en esfuerzo, sino en la claridad del pensamiento y la huella que deja.

                                           El saber no llena, revela vacíos.

 

El conocimiento avanza con certeza, pero la sabiduría avanza con dudas.

 
Ya no vivimos como novelas; vivimos como ráfagas.
Antes, la vida pedía tiempo, desarrollo, trama. Hoy se ha vuelto impacto, destello, olvido.
Cada instante busca brillar, pero no permanecer.
Y así, perdemos el hilo… y tal vez, el sentido.

 

La ciudad ya no es un lugar donde encontrarse, sino un túnel que cruzamos sin detenernos.